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Putting in perspective what can change one’s everyday life; on Arturo Hernández Alcázar

by Cécile Bourne-Farrell for Arturo Hernández Alcázar, artist book, titled “Escombro”, 2014, published by the editorial house El Mojado, Paris/México.

The work of Arturo Hernández Alcázar is the partial result of unfinished operations that he develops as activating devices that intend to affect different spaces for social, political and economical exchange. His works come from a series of encounters that happen in the city, in the outskirts and its sediments, where he picks up the pieces, the remainders, archives and material, to generate temporary assemblies, precarious sculptures and unfinished collections that launch a critical announcement about today’s social context and its past echoes, establishing the idea of a collapse as the core of his aesthetical and discursive concerns.

Arturo Hernández Alcázar works between the City of Mexico, Paris, Madrid and Berlin. Among his international exhibitions the following individual projects stand out : Present is a Burning Building, Galerie Dukan, Paris, France (2013) ; Balance/Collapse, Artissima, Galerie Dukan, Turin, Italy (2012) ; No trabajes Nunca, MuAC, UNAM, Mexico City (2010). Among his group projects, En obras, Galería Nuble (2013) ; Resisting the Present, Musée d’Art moderne de la Ville de Paris (2012) and the Museo Amparo, Puebla, Mexico (2011) ; Disponible, a kind of Mexican show , San Francisco Art Institute, San Francisco and Museum of Fine Arts of Boston, USA (2011).

…….In another frame of mind, who has not admired the horror of the destruction of the twin towers in NY in Sept. 2001, which brought to the climax the symbolic destruction of the economic and political power of one world over another ? Aluminum was set in combustion and exploded without our even having had the time to understand what was happening to what seemed to us to be everlasting. Everyone has been able to experience this feeling through the film images that traveled the world over. This explosion took to pieces what appeared to belong to the order of the unalterable, thus described by philosopher Manual de Landa 2 , who evokes “Morphogenic” moments in which these semi-stable structures from the flows constitute our potentially non-linear history, always in the maling.

The work of Arturo Hernández Alcázar oscillates between existing balances and balances to reinvent. He brings into coexistence both a special relationship to the status of the construction yard and the idea that it could be the place of all possible. The construction yard is a component in an unstable balance and he refers to it “about the fact of having lived facing an empty, non-completed building, a carcase, whose structure was stripped down over the years in the Colonia Roma in Mexico City. This building looked like any building of the 90s which has burned and has been left empty. The night, only one apartment was occupied, in such a way that one would see one single light on. It was a very strange image”.

Often Arturo’s proposals are contained in archives, documents, drawings, advertisements in newspapers, sculptures, texts, collections, choreographies, shards, accumulations of materials, objects, sculptures and actions which are the result of his drifting and his diversions through the wasteland sites and the ruins of fictitious or real disaster. From construction yards to markets on the sly, Arturo hunted down during his pilgrimages in Seine Saint-Denis, construction tools, coins of the world . He assembled them in a precarious balance, as if they could counter a certain balance of the forces of attraction. As the artist says, “I think of the impacts and os the power of materials which become temporary and unexpected alliances, perversions of the meaning in aberrant formations”……

Cécile Bourne-Farrell, Sept. 2013

Putting in perspective what can change one’s everyday life; on Arturo Hernández Alcázar

Perspectivas de modificaciones conscientes de la vida cotidiana on Arturo Hernández Alcázar

"Las banalidades, por lo que esconden, trabajan sobre la organización de lavida", Mustafa Khayati 1

Desde temprana edad, a menudo me llevaban a las obras de mis padres,que diseñaban parques y jardines. Mis recuerdos son inmensos, proporcionalesa una visión de niña. Ya sea en la obra de los juegos olímpicos de Grenoble o delas ciudades nuevas como L’Ile d’Abeau, me decían antes había esto y en unrato habrá árboles, taludes desde los cuales podremos hacer volteretas,imaginar rocallas... Mientras tanto, yo, con mis 5 años de edad, veía los surcosque dejaban las llantas de los camiones en el suelo, el olor de la tierra y delconcreto en el vientre de la hormigonera. Montañas de arena y de tierra dedistintos colores, muestras infinitas de escombros destinados al drenaje o alenlosado. A veces también había que dejar que las máquinas se echaran enreversa o esperar en la cabaña de la obra hasta que dejara de llover para nohundirme en el lodo (a menudo las botas se me inundaban)... En efecto,aquellas experiencias ricas moldearon mi mirada remitiéndome a lo que pudoser y a la inevitable necesidad de anticipar en lo que podría o no convertirse unespacio público.

Hace dos años en Saint-Ouen, la antigua bodega industrial de mi vecinoanticuario se incendió y durante un año quedó ahí un lugar apocalíptico delcual se extrajo cada viga, del cual cada objeto metálico quedó deshuesado delarmazón metálico derretido. Así que, desde mi ventana, asistí a lacanibalización cotidiana (y nocturna) e incluso a un desfile de modaimprovisado en medio del verano sobre esos escombros. Cierta repugnanciacontra el supuesto autor del accidente criminal llegó a expresarse por parte delos vecinos, transeúntes y clientes habituales, todos se encontraban divididosentre el sentimiento de curiosidad y de fascinación sobre ese lugar, sobre loque fue y lo que es ahora: un esqueleto vacío desde hace un año por falta dearrendatario adinerado. Una vez la obra terminada, todo regresó a lanormalidad y el potencial del lugar terminó por salir volando por sustracción.

¿Quién no quedó admirado ante el horror de la destrucción de las torresgemelas de Nueva York en septiembre del 2001, que llevó a su paroxismo ladestrucción simbólica del poderío económico y político de un mundo sobreotro? El aluminio desapareció en combustión y explotó sin que siquieratuviéramos el tiempo para entender lo que les estaba ocurriendo a esosedificios que parecían ser inalterables. Lo que me lleva a evocar esaexperiencia, es el potencial que cada quien pudo experimentar con lasimágenes fílmicas que pasaron por el mundo entero. Esa explosión dio pie a la

1 "Captive Words (Preface to a Situationist Dictionary)", in G. Debord and the Situationist International, ed.Tom McDonough (Cambridge, MIT Press, 2002), P.173

posibilidad de considerar una revisión completa de lo que parecía inalterable yque detonó un momento potencial que el filósofo Manuel de Landa2 describiócomo “morfogénico”. Son esos momentos, esos lugares específicos —en elsentido en el que producen estructuras semi estables a partir de los flujos— losque también constituyen nuestro mundo social y natural en una historia nolineal.

El trabajo de Arturo oscila entre equilibrios existentes y equilibrios porreinventar. En lo que él hace coexiste una relación particular acerca delestatus mismo de la obra como el lugar de todos los posibles. Es una especie deequilibrio inquietante lo que él evoca “en el hecho de haber habitado enfrentede un edificio vacío, sin acabar, un esqueleto, cuyo armazón estuvo al desnudodurante años en la colonia Roma del DF. Ese edificio se parecía a cualquieredificio de los años 90 que se hubiera quemado y quedado vacío. Por las noches,solo un departamento estaba ocupado, de tal modo que se veía una sola luzencendida. Era una imagen muy extraña”.

A menudo las propuestas de Arturo provienen de archivos, documentos,dibujos, publicidades de los periódicos, textos, colecciones, coreografías,destellos, acumulaciones de materias, objetos y acciones que son los restos desus derivas y vagabundeos a través de terrenos baldíos y de ruinas de unacatástrofe real o ficticia. Así fue como para su última exposición en París, ahurtadillas, Arturo ha salido en busca —entre obras y mercados, en susperegrinaciones por Seine Saint-Denis— de herramientas de construcción, demonedas del mundo entero que juntó en un equilibrio precario, como sipudieran contrarrestar cierto equilibrio de las fuerzas. Como dice él: “piensoen los impactos y en las fuerzas como materiales que se convierten en alianzastemporales e inesperadas, en perversiones del sentido y formacionesaberrantes.”

A menudo uno tiene el sentimiento peculiar de pensar que lassituaciones son inmutables, porque son fuertes y simbólicas. Ahora bien, losazares climáticos y las fuerzas presentes son más fuertes que nuestrascreencias o los valores que uno le pone a las cosas y a las personas. En estesentido, a Arturo le interesan esos momentos cuando los equilibrios se rompeny otros nacen gracias a otros elementos que pueden entrar en juego. Para ello amenudo habla de gestos colectivos ligados a la construcción o a la noción deagotamiento del sentido en su trabajo. Una obra también es ese entredós, esemomento muy peculiar de transición pero también de estancamiento. Lasobras en construcción o abandonadas son lugares de potencialidad y devalorización que definen las personas que los construyeron y las personas quelas miran. La obra negra en sí es un tema de predilección para numerosos

2 Manuel de Landa se considera como uno de los principales representantes del “nuevo materialismo”, quese basa en la ontología realista de Gilles Deleuze. (Sus investigaciones sobre la morfogénesis —es decirsobre la producción de estructuras semi estables a partir de « flujos » materiales que constituyen elmundo social y natural— así como su historia “no lineal” o su reflexión sobre la “filosofía virtual”contribuyen a la reflexión tanto filosófica como sociológica donde se integran las innovacionestecnológicas de las dos últimas décadas).

artistas contemporáneos, como lo evocaba Marguerite Duras en su obra “Leschantiers” 3 es un universo entero, que evoca en dos palabras las miradascruzadas entre dos personas cuyo potencial de encuentro gira alrededor de lafascinación por ese momento de construcción y de destrucción.

La acumulación de esos martillos clavados en la pared de la galería (herewe need a good image) atestiguan los usos y el impacto que potencialmentepueden tener sobre el entorno inmediato. Al mirar de cerca, uno nota quealgunas de esas herramientas fueron fabricadas a mano, otras no tienenparticularidad alguna, encontramos un machete por aquí, un pico por allá. Sibien la comprensión que uno piensa tener del uso de esas herramientas pareceinmediata, la utilidad del martillo aparece con su uso, es decir, en la mano delobrero, en el gesto realizado. Al liberar el producto de su uso, Arturo le quita loútil al ser en sí. Evidencia la fiabilidad del producto, su disponibilidad para eluso y así, ofrece una apertura sobre todas las cosas y esta apertura es la queahora revela las tentativas del desplazamiento para hablar del valor potencialdel trabajo y de su relación con la economía.

Esa manufactura cubierta de negro de humo ofrece una homogeneidadque evoca una posibilidad infinita de gestos y nos remite a todas las ilusionessobre lo que en algún momento fue, sobre lo que es y lo que será. La instalaciónexpone esas herramientas con el gesto al cual están asociadas para construir odestruir. La noción de potencialidad latente sin duda es una noción peligrosatambién, porque no corresponde a una noción capitalista de nuestro mundo,que especula en el tiempo y el espacio sobre el valor agregado de las personas.Por lo tanto, la cuestión de la potencialidad queda convertida en una nociónaristotélica de tipo “virtud dormitiva”, que solamente adquiere sentido a partirdel momento cuando hay mesura o desmesura...

Esta es la respuesta de Arturo ante la Crisis del Ladrillo ibérica (la crisisinmobiliaria), que no es el resultado de la valorización del trabajo sino de laespeculación sobre la mano de obra. La ironía con la que él aborda el sistema lollevó a penetrar en una de las innumerables obras abandonadas de lossuburbios madrileños, donde invitó a amigos suyos a tomar las herramientasque quisieran para hacer rugir progresivamente el esqueleto metálico de unode esos edificios vacíos. La desmesura se apoderó del edificio y terminó porconvertirlo en el receptáculo de todas las vibraciones posibles, adquiriendouna importancia desmesurada durante el tiempo de su reactivación por elsonido magnético y los gestos.

(Si bien las estructuras vacías son muy importantes en la economía de laespeculación, esta confrontación entre el poder físico y el material está puestaen abismo en el trabajo que aborda la cuestión de la relación con el poder y conel valor del trabajo. Lo que le interesa a Arturo es invertir estas relacionessencillas).

Cécile Bourne Farrell, Junio 2013

3 Extracto de “Des journées entières dans les arbres”, 1954, Gallimard. pp. 203/204.

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